30 octubre 2015

Mis reflexiones: SIDHARTA GAUTAMA, "BUDA" 1


Demasiadas veces tenemos mucha prisa en alcanzar logros y estadios vitales por el mero afán de obtener una satisfacción personal y reconocimiento de terceras personas del entorno. Hasta ahí, nada raro ni patológico. Es algo que está en nuestra naturaleza. El problema reside, a mi modo de ver, en pretender alcanzar etapas o hitos para las que no estamos lo suficientemente preparados. En suma, correr demasiado sin haber afianzado una base adecuada desde la que avanzar. Además, todo se complica si añadimos la intolerancia a la frustración, que hace que seamos capaces de casi cualquier cosa con tal de alcanzar aquello que se nos niega o que deseamos vehementemente.


Conozco a personas que, en ese afán de sobresalir a toda costa, han asumido roles absolutamente inconsistentes e incompatibles con sus capacidades personales y profesionales. Como resultado de esa circunstancia, además de generar múltiples problemas en el ámbito donde desarrollan su labor, se enfrascan en una guerra personal contra todo aquello que, supuestamente, les desafía. A resultas de ello, estigmatizan a todo aquel que sobresale o tiene, simple y llanamente, mejores cualidades y aptitudes para el desempeño de los roles que ocupan como consecuencia del nepotismo u oscuros manejos e influencias.

Por tanto, habrá que cultivar una sana paciencia, que no implica dejadez, cobardía o negligencia, con objeto de nutrirnos y evolucionar en todas las facetas vitales, internas y externas, para que podamos seguir avanzando en nuestra particular Ítaca, nuestro propio camino. Sólo así estaremos en disposición de atisbar y alcanzar un estadio de cierta plenitud existencial.

28 octubre 2015

EL RECUERDO TE ENVENENA

Escucha el "audio-poema" en mi Canal de Youtube

Sobre tu espalda
sobrellevas esa carga,
          ese fardo,
                    esa lacra,
esa herida que supura
          que no cierra con los años;
                    que mantiene su escozor
que atormenta tu vigilia
           y alimenta tu dolor.


El recuerdo te zahiere
          con la hiel
que en ti derrama,
despedaza tus cimientos
          disparando tus latidos
                     desgarrando tus amarras
                                arrojándote al abismo.

Es tu pecho
          el que grita,
                    en silencio,
su desgarro...
Tu garganta,
          muda y queda,
                    ahogada en su llanto
no acompaña,
                                ¡ya no puede!,
por haber llorado tanto.

Suspirando,
              susurrando,
                         aún sonríes
                                   sollozando...



25 octubre 2015

Mis reflexiones. Colección.


En este post tenéis agrupadas la colección de todas mis reflexiones, a partir de las palabras de escritores famosos, con el enlace directo al vídeo que he grabado y que está alojado en mi canal de Youtube. A medida que vaya publicando las nuevas, actualizaré esta entrada. Espero que os gusten. 
Sidharta Gautama, BUDA


Margarita Yourcenar

Haruki Murakami

Paulo Coelho

Francis Bacon

Gabriel García Márquez

William Shakespeare



23 octubre 2015

Mis reflexiones: MARGUERITE YOURCENAR 1



La genial escritora francesa ha sido, desde siempre, uno de mis faros en el ámbito de la literatura y de la vida. Leerla es un placer inconmensurable, difícil de comparar con otras muchas lecturas y autores. Mujer culta, inteligente y adelantada a su tiempo, plasma en su obra penetrantes visiones de la psicología y existencia humana. Podríamos estar hablando de ella semanas enteras y no cansarnos, pero no es mi intención hoy. Quiero centrarme en esta frase que inspira mi reflexión.

Todos conocemos a personas que, por encima de todo, son capaces de justificar lo injustificable. En ese contexto, he conocido a gente que soslaya cualquier ámbito que se aleje de la pura racionalidad. Todo lo que no esté constreñido en el rígido y seguro ámbito cartesiano de la lógica, carece de interés.

Se pierden la esencia de la humanidad, al menos lo veo así. El ser humano es una entidad que puede razonar (tenemos el cortex cerebral para ello) y hacerlo muy bien. Elevar a rango de diosa la capacidad de raciocinio, soslayando y mutilando nuestra capacidad para intuir, sentir, emocionarnos y dejarnos llevar por el pálpito de la irracionalidad es un mal negocio.

Reivindico lo mismo que la autora; sería insensato no hacerlo. No olvidemos la importancia, en todo momento y lugar, de escuchar y dejar hablar a nuestros sentimientos, a esa parte que sin ser lógica no es errónea por naturaleza, como algunos aseveran desde su púlpito ortodoxo. El corazón, como metáfora de esa dimensión pasional y afectiva, es el mejor compañero de la cabeza. Respetemos su sitio y escuchemos lo que tiene que decir. Nos irá bien.

21 octubre 2015

LA OSCURIDAD DE TU POZO



Tiemblas
y tus manos, 
presurosas,
acompasan su batir,
tu martirio y tu condena
al latido asalvajado
que se escapa de tu pecho,
que desborda,
brutalmente,
tus anhelos
y tus miedos.


Sientes,
sin dudarlo,
que esa llama mortecina
que acompaña noche y día,
en silencio,
tus desvelos,
coge fuerzas
y se aviva,
devorándote por dentro
arañando tus entrañas
provocándote tormento.

Sufres,
como sufren los que lloran
en silencio sus miserias,
mientras todos tus fantasmas,
al unísono y sin tregua
te zahieren con sus dardos,
su veneno
y te domeñan.

Gritas,
con tu voz atormentada
que,
sin fuerzas
y sin ganas,
se desgarra inútilmente
al clamar
en un desierto...
al gemirle
sólo al viento...
al hundirse
sin remedio...




19 octubre 2015

Mis reflexiones: HARUKI MURAKAMI 1


Aborda Haruki Murakami con esta frase uno de los aspectos más controvertidos y apasionantes de la naturaleza humana, la percepción de la realidad y nuestra actuación al respecto. Cada uno de nosotros tiene en su interior un "traductor de realidades". Lo hemos adquirido a través de la experiencia, de la reflexión y, todo ello, entremezclado e integrado con nuestra propia naturaleza. Ese prisma o cristal a través del que percibimos actúa como filtro que nos permite relacionarnos con el mundo y todo lo que nos rodea. Esos esquemas interiores (cognitivos, que dirían los expertos) nos salvan y nos hunden; nos dan la vida y nos pueden abocar al precipicio. 

Somos lo que somos porque aprendemos (o desaprendemos) a serlo. La realidad, a veces, pretende ser manipulada por intereses espúreos de gente insana, malvada y sin escrúpulos que nos rodea. Compramos la realidad que nos venden sin, demasiadas veces, invertir (que no perder) el tiempo mínimo que podríamos dedicar a procesar esa información, que nos llega precocinada con objeto de que la consumamos sin saborearla, no vaya a ser que perdamos el tiempo (ese bien tan preciado) en disfrutar de algo que ya otros han decidido cómo deglutir. Claro que es, en el corto plazo, mucho más fácil. Ser borregos adocenados tiene sus indudables ventajas, que dirían algunos. Otros se niegan (nos negamos) y la caterva de francotiradores y advenedizos con pretensiones de medrar en esa pirámide con cimientos de barro se confabulan para segar cualquier brizna de hierba que sobresale de la superficie impoluta y bien cortada del césped. 

Pensar, opinar y reflexionar supone un lujo al que no deberíamos renunciar. Cuesta trabajo conseguirlo. A veces es duro y nos lo ponen aún más difícil. No por ello sería razonable desistir, ya que nuestra naturaleza humana exige, con fuerza desde el interior, que podamos expresarnos e interpretar la realidad para, de ese modo, poder responder a ella sin traicionarnos a nosotros mismos. Luchemos por llegar a ser lo que nuestro potencial nos permita, respetando a los demás y haciéndonos respetar en nuestra singularidad y matices que nos hacen únicos.


16 octubre 2015

Mis reflexiones: PAULO COELHO 1


Si la envidia fuese tiña, ¿cuántos tiñosos habría? El refranero español es sabio cuando cristaliza en tan bella frase uno de los males endémicos del ser humano, laenvidia.

Un Psicológo Social diría que es un mecanismo natural e, incluso, adaptativo. No tenemos que acudir a la ciencia ya que, por ejemplo, es éste uno de los pecados capitales reseñados por la Iglesia. Lo cierto y verdad, que diría un buen amigo, es que prácticamente todos somos, de una manera u otra, envidiosos. Partiendo de esa premisa, intentamos disfrazar con sutiles y rebuscadas palabras lo que, la mayoría de las veces, no es más que simple y pura envidia, aunque la tachemos de "sana".

El problema reside, como casi siempre, en una cuestión de grado y afectación. Cuando nos corroe por dentro, porque somos incapaces de crecer por nosotros mismos, los logros y éxitos de nuestros coetáneos y personas cercanas pueden convertirse en afiladas flechas que se clavan en nuestro corazón. El problema está, por tanto, en el interior de cada uno. O se aprende a canalizarla y se utiliza como elemento o vector de mejora personal o nos terminará arruinando la vida, tanto a nosotros como a nuestro entorno.

La envidia, además, es irracional. Por más que se intente racionalizar ese estado anímico, se escapa a cualquier análisis sensato. Dicho esto, debe quedar claro que envidiamos lo que tenemos cerca y se nos parece. La envidia surge del conocimiento de algo que, no pudiendo tener, es disfrutado por alguien que no creemos merecedor de ello. Habrá que aprender a lidiar y dialogar con ella, tanto si la sentimos como si la sufrimos en nuestras carnes por parte de terceras personas. No queda otra opción.


15 octubre 2015

TE BUSQUÉ



Te busqué,
en silencio y sin mesura
regalándote mis sueños...


Demandé, 
a ese viento que traía
una brizna de tu aroma,
preguntándole sin miedo
si eras tú la que volvía
o era yo que, 
enajenado,
sin remedio enloquecía.

Suspiré,
al rozar aquellos labios
tan ajenos,
tan extraños,
que evocaban tus gemidos
que esquivaban mi lamento
que me hurtaban el sosiego
provocándome el tormento.

No te hallé,
ni en sus cuerpos
ni en sus ojos,
ni en sus risas
ni en sus lloros.

No logré,
sofocar sin quemaduras
esas llamas impacientes
que bailaban a su antojo,
devorándome sin prisa
asfixiándome en su empeño.

Desistí,
muriendo en vida por dentro,
viviendo en ti,
sin hacerlo,
soñándote...
sin quererlo.

14 octubre 2015

SESENTA Y SIETE CÉNTIMOS.

Dejó caer las gafas en su regazo al tiempo que se acomodaba con cuidado en el sillón. Una lágrima surcó lentamente su rostro y vino a subrayar el leve suspiro que exhaló tras leer el farragoso documento que tenía entre las manos. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Ahora, a la luz de los últimos acontecimientos sobrevenidos, lo veía todo mucho más claro. Bien pensado, era lo mejor. Aún así, no se merecía el escarnio ni el sufrimiento por el que había pasado. Todo hubiera sido mucho más fácil si las cartas hubiesen estado sobre la mesa desde el principio. Pero no, ese cobarde, ese canalla... jugaba con naipes marcados. 

Evocaba ahora, más de una década después, el estado de embriaguez, casi etílica, en el que se precipitó tras el primer encuentro. Atento, educado, interesante, locuaz, divertido... Había tenido que recurrir más de una vez al uso del diccionario para encontrar términos que describiesen adecuadamente su exuberante y poliédrica personalidad. Ella, una chica de barrio, de extracción social bastante humilde, quedó subyugada por el despliegue de medios de aquel joven encantador que la trataba como a una reina. Haciendo caso omiso de las advertencias que su hermana le comentaba frecuentemente, replegó todas sus defensas y se entregó incondicionalmente a un amor, eso creía que era entonces, como nunca había soñado. Amor que, de tan intenso y apasionado que era, se volvió posesivo con los días y opresivo a medida que su espíritu iba domeñándose ante los arrebatos de celos desproporcionados e irracionales de ese hombre.

Soportó, más de lo que hubiese debido, gritos, destrozos de mobiliario, insultos, algún que otro golpe y salidas de tono airadas de alguien que juraba sin el menor reparo amarla hasta que la muerte los separase. Ahora se daba cuenta, con el tiempo y las profundas cicatrices que surcaban su cuerpo y su alma, de cuanta verdad escondía esa frase premonitoria que él, en su osadía y arrogancia, pronunciaba con excesiva frecuencia. Tal y como acababa de leer en los "hechos probados" de la sentencia condenatoria, sólo pudo imputársele a ese animal una mínima parte del calvario por el que ella había pasado a lo largo de los últimos años. Afortunadamente, varios testigos pudieron apreciar el brutal empujón que le propinó cuando, caminando por la acera, la desplazó hasta el centro de la calzada y un coche que pasaba le destrozó la pierna y parte de la cadera. Cobarde hasta el último momento, comenzó a gritar pidiendo ayuda a los transeúntes mientras ella, según le contaron, permanecía inconsciente encima del pavimento, desangrándose a marchas forzadas. Aún no se explica cómo pudo sobrevivir. La luz apareció ante sus ojos y, esta vez, caminó hacia ella. Esa luz que representaba la decisión irrefutable de apartar a ese miserable de su vida, costara lo que costase.

Al parecer, aquellas acciones delictivas que no llegaban a consumarse, por circunstancias ajenas a la voluntad del agente, quedaban tipificadas en grado de tentativa. La intentó matar, salvajemente, pero aquella mezquina y cobarde actuación no era más, a los ojos de la justicia, que una conducta delictiva inconclusa. La Audiencia Provincial le había imputado, finalmente, un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de lesiones. El juez había tenido en cuenta todas las consideraciones del Ministerio Fiscal en sus conclusiones definitivas y dictó una sentencia de siete años y seis meses de prisión para su marido, además de la prohibición de aproximarse a la localidad, domicilio, lugar de trabajo y menos de trescientos metros de su víctima, ella. En concepto de responsabilidad civil, el agresor indemnizaría por todos los conceptos a la víctima en la cantidad de quince mil doscientos cuarenta y ocho euros, con sesenta y siete céntimos...

Sonrió con esa mueca de sarcasmo que sólo los supervivientes pueden hacerlo. Despacio y con cuidado, se incorporó de la butaca donde pasaba sus tardes y, cogiendo su muleta, se dirigió lentamente hacia la cocina para prepararse un café y tomarse algún calmante. Sólo esperaba que las heridas de su alma fuesen cicatrizando con el tiempo. Para eso, lo sabía por experiencia propia, no había pastillas mágicas que le pudiesen ayudar.



13 octubre 2015

Mis reflexiones: Sir FRANCIS BACON 1


Vengarse de alguien es algo que todos hemos podido anhelar en algún momento de nuestras vidas. Es un sentimiento natural que, a mi modo de ver, no debería de atormentarnos. No es esta una reflexión que zahiera ni maltrate a nadie por mostrar su humanidad. 


Ahora bien, la naturaleza de la venganza exige que permanezcamos en tensión para que no perezca el impulso que la generó. Si llegase a cicatrizar la herida, careceríamos de la fuerza necesaria para intentar infligir el daño que nos causó alguien. Esta es, a mi modo de ver, la esencia de la cuestión. No permitimos que cicatrice algo porque anhelamos, más que nada en el mundo, devolver con la misma moneda el daño recibido. 


Toda tensión no resuelta, física o psicológica, termina por hacernos daño. No es esta reflexión una invocación a la venganza, sino todo lo contrario. La venganza es primaria, telúrica, animal y absolutamente comprensible. Pero... no es una buena compañera de viaje. Nos mata lentamente y exige un alto precio. Cuando nos acostumbramos a recurrir a ella como remedio para aliviar tensiones, dejamos abiertas heridas que terminarán por hacernos perecer. Como unos vasos comunicantes, nos convertiremos en seres vengativos, pueriles y simplones y no podremos evolucionar. Además, ofreceremos un blanco fácil, una receta de cocina, para aquellos que realmente quieran hacernos daño, ya que la reacción vengativa es primaria y altamente previsible. 

Dicen que "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio". Elaboremos ese sentimiento que puede terminar por machacarnos y permitamos que la tensión que nos acongoja se libere de manera razonable, aliviándonos y cerrando la herida. Así, evolucionaremos y podremos tener la claridad de mente necesaria para evitar en el futuro situaciones como las que propiciaron o provocaron ese daño.



09 octubre 2015

Mis reflexiones: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ 1


El genial escritor y Maestro de las letras colombiano nos dejó miles de páginas absolutamente imprescindibles. 
Me impactó esta frase que traigo a colación ya que me recordaba a la Ítaca del no menos inmortal Kavafis. Nos esforzamos tanto en obtener lo que, supuestamente, es un destino o final del trayecto dorado y, sin darnos cuenta, descuidamos la senda y el camino por el que dejamos nuestras pisadas.
¿Quién está viviendo, anticipadamente, por nosotros? ¿Hasta qué punto ese destino anhelado que deseamos no viene impuesto por modas, arquetipos y hábitos, esquemas culturales o cualquier otra circunstancia ajena a nuestra verdadera naturaleza? 
Viviendo en sociedad, es absolutamente obvio que recibamos muchas influencias, de las más diversas y variadas fuentes. Sería insensato no prestarles la atención que merecen. Ahora bien, dicho esto, más insensato aún podría ser abandonar nuestro espíritu y permitir que la agenda vital que debiera trazar nuestro camino fuese marcada exclusivamente por la voluntad de otros. Por tanto, sin dejar de realizar una razonable y sensata previsión de futuro, empecemos a valorar el tránsito, el camino y la escarpada. Quizás de esta manera podamos alcanzar, caminando, un estado de ánimo razonablemente compatible con la felicidad.
Aquí, el Maestro nos ofrece no sólo una lección literaria, que también, sino un aforismo existencial; una lección para la vida.


08 octubre 2015

TU RETORNO


En tus sueños
aún revives
tu pasado y sus quimeras,
esa bruma nebulosa
ese espectro agradecido
esa historia,
que fue otra.


Tu vigilia te golpea,
te zahiere
y te envenena.
Te maltrata con sus gestos,
te machaca dulcemente
te adormece,
con su pena.

Aún retornas
cada día,
cada instante,
cada trecho,
a esa senda asilvestrada,
con sus rocas
y sus ramas,
que te envuelve
y te desarma.
Que ignorando tus desvelos
tus miserias
y tus miedos
te inocula lentamente,
paso a paso,
su veneno.

Dime tú,
si estás despierta...
Dime ya,
si estás dispuesta...
Dímelo,
no te arrepientas. 



07 octubre 2015

Mis reflexiones: WILLIAM SHAKESPEARE 1



Profunda la reflexión que nos regala el famosísimo literato y dramaturgo inglés. Lejos de maximalismos y ortodoxias, la vida es algo maravilloso y muy complejo. Nuestro temor atávico a lo desconocido nos hace recrear y construir fábulas, esquemas y artificios que nos ofrecen una imagen falsamente organizada de nuestra existencia.
Siendo absolutamente necesario que aparezcan aspectos y elementos que nos ofrezcan seguridad (nos volveríamos enajenados en caso contrario), no podemos olvidar el altísimo margen de error e imprevisibilidad de todo lo que nos rodea. La vida se parece más a una sutil y sugerente novela negra, donde lo bueno y la bondad, si es que existen, cohabitan con lo malo sin que aparezca, muchas veces, una nítida línea roja que delimite ambos conceptos y experiencias. 
Las anheladas certezas que buscamos para huir de lo impreciso se transmutan en quimeras que nos endilgan un mortífero zarpazo cuando menos lo esperamos. Convivir con la ambigüedad, la provisionalidad y la incertidumbre se convierten en banderas absolutamente necesarias que enarbolar en nuestra existencia de náufragos, porque al final, por mucho que nos intentemos engañar, el que sobrevive lo hace a pesar de los pecios y cicatrices que almacena en su existencia.


06 octubre 2015

LA PRECEPTIVA ARENGA

"... y cada uno de vosotros contribuirá de manera efectiva y eficiente al cumplimiento de los objetivos de esta organización. No lo dudéis. Vuestra aportación, por nimia que pudiera parecer, representa un importante valor añadido, en términos humanos y profesionales. Ni que decir tiene, lo podréis comprobar por vosotros mismos, que estoy a vuestra entera disposición, abierta a cualquier sugerencia que me queráis hacer llegar. Mi despacho tendrá siempre las puertas abiertas para atenderos y escuchar vuestras demandas y peticiones.
No concibo otra manera de trabajar que hacerlo en equipo. Las sinergias que genera una actuación coordinada e integrada de voluntades, con unos objetivos comunes y compartidos, es mucho más potente que la suma de esfuerzos inconexos. La dispersión no debe ser confundida con la autonomía. Esta última tiene perfecta cabida dentro de un marco de trabajo como el que os planteo. Por tanto, una vez trazadas las directrices prioritarias, tendréis la capacidad de ejercer cada una de vuestras competencias de una manera autónoma y responsable.
Dicho todo lo anterior, sólo me resta deciros que es un honor para mí compartir este nuevo ciclo personal con vosotros, profesionales responsables y honestos que contribuirán con su esfuerzo y trabajo al cumplimiento de la misión y objetivos de esta corporación que me honro en dirigir ¡Manos a la obra!"

Se quitó lentamente las gafas y masajeó la cuenca de los ojos. No le había quedado mal la arenga. Aunque le gustaba, y se jactaba de ello, hablar en público sin necesidad de leer sus intervenciones, le aportaba una mayor tranquilidad el hecho de tener el discurso escrito en sus manos. Siempre le podía sobrevenir un bloqueo mental en el momento más inoportuno y su imagen personal, que tanto trabajo le estaba costando construir, podría quedar dañada de algún modo. 

Se movía, a su juicio, en un mundo de buitres carroñeros que ante la menor muestra de debilidad asaltarían sus despojos para exprimirle los jugos. En cualquier caso, esperaba que su tránsito por este destino actual fuese breve. Sus expectativas eran mucho más altas y así se lo había hecho saber a su mentor. Esta vez no había podido ser. Tocaba resistir de la mejor manera posible en este frente de guerra hasta que la situación fuese más propicia y su carrera profesional pudiese seguir evolucionando acorde con su legítima y desbordante ambición.

Dio por terminado el discurso. No estaba dispuesta a perder ni un minuto más del estrictamente necesario con esa jauría de perros de presa. Como siempre, tendría que localizar y embaucar a un pelota servil y abyecto que, suficientemente alimentado en su frágil ego, le hiciera el trabajo sucio y la protegiera. Siempre, con los matices particulares de cada entorno, era lo mismo.

Se levantó de su mesa para asomarse por la ventana de su luminoso despacho y descansar la vista. En unos minutos daría instrucciones a su secretaria para que convocara a los estúpidos de sus subordinados. Suspiró...


El tigre herido...